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Importancia de la Parentalidad positiva como oportunidad para el cambio cultural

La Parentalidad Positiva, constituye una forma de relación interpersonal entre padres, madres y sus hijos, en la que se busca el pleno desarrollo de éstos, enfatizándose en la importancia del desarrollo vincular, de habilidades blandas como la empatía, el respeto del uno por el otro a través del ejercicio de la NO violencia, todo en el marco de una estructura acordada y respetada por todo el grupo familiar. En este sentido, el amor y los afectos constituyen el fundamento que define el tipo de relación que se desprende de este tipo de crianza.

Para conseguir organizaciones familiares como las anteriormente descritas, es necesario impulsar la formación de padres y madres; así  como de los profesionales que ejercen en intervención con familias e infancia, en contenidos relativos a la Perspectiva de Género y el Enfoque  de Derechos. De este modo, se impulsará una nueva forma de relación que contribuye a un positivo cambio cultural, en relación al tipo de interacciones sociales que desarrollamos a diario.

El presente documento, desarrollará la importancia del fomento y ejercicio de la Parentalidad Positiva, definiendo y caracterizando los importantes beneficios que este tipo de crianza tiene en el proceso de formación y desarrollo de Niñas, Niños y Adolescentes (en adelante NNA).

Posterior a esto, se hará énfasis en el potencial cambio cultural que es posible generar, cuando el fomento de este tipo de parentalidad se realiza desde enfoques tales como el de Derechos y la Perspectiva de Género. En este sentido, el respeto por los otros, su diversidad y la empatía, son elementos que se fomentan y fortalecen al interior de las familias; pero a su vez, son estas (las familias) las que transmiten transgeneracionalmente, patrones de conductas y creencias que no se ajustan al estándar internacional propuesto y ampliamente discutido en estas materias, por lo que se generan estereotipos y muchos mitos en relación a cómo deben constituirse las familias, sus tipologías y como deben desarrollarse las pautas de crianza en su interior. Todo lo anterior, determinado por el peso de las tradiciones religiosas y los procesos de endoculturación que transmiten el “deber ser”; y que no permiten el libre ejercicio de la parentalidad, ni el desarrollado individual y pleno de aquellos que no se ajustan a lo heteronormativo.

Es importante hacer presente que, la noción de Parentalidad Positiva, se  encuentra  establecida  en  el  artículo  5to  de  la Convención Internacional de Derechos del Niño y la Niña (1989) (en adelante CIDN), cuando establece que la Parentalidad es “la labor que corresponde a los padres respecto de sus hijos, brindando dirección y orientación apropiada para que el niño, niña o adolescente ejerza los derechos reconocidos en la CIDN, en consonancia con la evolución de sus capacidades (Méndez, Ruiz & Zurita, 2014). Lo anterior, resulta ser de vital importancia, ya que el estado de Chile a firmado y ratificado esta convención, lo cual lo obliga a generar las condiciones, en relación a sus políticas públicas, para que madres y padres o quien ejerza cuidados, puedan desarrollar su Parentalidad, contando con todas y cada una de las garantías sociales que requieran y así cumplir adecuadamente su rol; permitiendo que NNA puedan desarrollar plenamente sus capacidades y el ejercicio de sus derechos.

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Observatorio de Políticas Regionales

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