REFORMA A LAS PENSIONES, OPERACIÓN DE COLUMNA
En medio de la discusión por un tercer retiro a los fondos de pensiones en el contexto de la crisis socioeconómica por el Coronavirus, una serie de propuestas de reforma al sistema de jubilación han surgido desde el ejecutivo y el congreso que invitan a reflexionar alrededor a esta política pública, columna vertebral del modelo económico chileno.
Y es que un sistema de pensiones basado en el ahorro de los propios trabajadores, regulado por normas estrictas a nivel constitucional y con organismos como las Administradoras de Fondo Previsional que controlan nuestros fondos buscando la mayor rentabilidad posible y pretendiendo aumentar nuestro capital; ha convertido a esta institución en el principal garante de nuestra economía, no tan solo por endosar la responsabilidad de nuestro sistema de pensión al individuo (muy en línea con el modelo “neoliberal” chileno) sino además porque este capital circulante en los mercados es un gran activo con sello nacional.
Esto significa que cualquier modificación a las pensiones, impactará en la definición del sistema económico chileno. Es por esto, que la pregunta clave surge entre las interrogantes: ¿Hacía donde debemos orientar estos cambios?
La respuesta parece obvia desde los escépticos y contrarios; ¡Si, debemos cambiar el sistema! Pero también puede pasar que desde los más conservadores y defensores del neoliberalismo, también surgiera un ¡Si al cambio! La diferencia entre uno y otro, será hacía donde dirigir estos.
Para un defensor del modelo económico chileno (ese que nos tiene con los mejores índices del barrio aun post-estallido social y pandemia) la reforma debe orientarse hacía simplificar el sistema. Para esto se debe considerar tres reflexiones: 1.- Ampliar la aplicación del sistema 2.- Unificar los modelos de pensión y 3.- Que las formulas y cálculos se apliquen basado en la “realidad”
Para la primera medida, la incorporación de capital a los fondos de los que chilenos apenas nacen, es clave para combatir las lagunas que pueden existir en la vida laboral posterior. Esta propuesta ya la presentó Carolina Goic en 2017 y hoy diputadas de Renovación Nacional van por la “Ley Marraqueta” que espera adhesión en el gobierno. A su vez, llegar al 14% del sueldo del trabajador es otra medida que sirve para disminuir las fallas del sistema.
Para el segundo punto se debe finalizar con sistemas de pensiones alternativos que generan desconfianza al sistema. Sí las fuerzas armadas y de orden pretenden que sus afiliados tengan una “mejor” jubilación deberán procurar que sea mediante Ahorro previsional voluntario u otra alternativa que permita aquello, pero pensar en que tengan un sistema alternativo de pensión es pensar en excepciones a la regla.
Finalmente, que todos los cálculos que apliquen las Administradoras de Fondos de Pensiones se basen en fórmulas de agencias estatales como el Instituto Nacional de Estadísticas u organismos similares. No pueden existir diferencias de criterios cuando se trata de nuestras pensiones.
Un sistema cada vez más transparente, con normas universales y fáciles de explicar permitirá disipar dudas sobre este, aunque quedan muchas ideas más que se pueden aplicar, lo importante es que todas aquellas se traduzcan en lo que finalmente importa: Mejores pensiones
Administrador Público UdeC
Candidato RN a concejal por Hualqui