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Tiempos Difíciles

En lo que debe ser la cuenta pública más atípica de los últimos 30 años, el día de ayer el presidente Sebastian Piñera se presentó frente al congreso y la nación, con la difícil tarea de rendir cuentas, e informar sobre el actual estado de la Republica, señalando los desafíos y proyectos que se vienen para tratar de abordar el complejo escenario que nos ha dejado los últimos meses.

Parece casi irónico que después de la retórica de los “tiempos mejores”, anoche la cuenta pública tuviera tan marcada la frase “tiempos difíciles”. Ciertamente es imposible no estar de acuerdo con la premisa de que, el periodo que se inició el 18 de octubre y que continuamos viviendo, está siendo uno de los momentos más complejos de nuestra historia republicana reciente.

En ese sentido, el discurso de anoche a pesar de estar sumamente condicionado por nuestro momento actual, sorprendentemente mantuvo la estructura clásica de la tradicional cuneta publica que todos conocemos: Comienza con una contextualización, sigue con una rendición de cuentas, luego se anuncian las medidas futuras, para luego cerrar con un mensaje de unidad y de esperanza. En esa línea la cuenta pública del 2020, difícilmente pasara a la historia como una instancia innovadora o un “game changer” de nuestra política.

Por eso, para muchos esta era la oportunidad perfecta para presentar algo rupturista que fuera un verdadero cambio de foco en las líneas de acción del gobierno. Sin embargo, el Presidente anoche aposto a jugar a la segura, y presentó una cuenta pública que a pesar de estar condicionada por el contextuó actual, responde a la estructura tradicional del mensaje republicano de todos los años.

Esto va en la línea de su más reciente cambio de gabinete, donde el oficialismo decide salir a jugar a lo que sabe, colocando a grandes personeros de los dos partidos más importantes de su coalición en el gobierno. Con esto de facto declarando que se enfocaran en fortalecer sus bases, más que apelar al centro político.

En otras palabras, de cara a los tiempos difíciles que estamos viviendo, el gobierno se alista a enfrentar la crisis (y la última parte de su periodo) con un equipo clásico. Usando lógicas ya tradicionales de su sector, tratando de apelar a la unidad y el bienestar de la ciudadanía con una gestión tradicional, pero que busca ser eficiente. Esto por sobre una lógica más innovadora o progresiva, que cambie paradigmas de la administración.

El gobierno ya decidió como enfrentara los próximos meses, y esta cuenta pública fue un reflejo perfecto de su nueva estrategia: buscar hacer bien las cosas tradicionales, más que innovar en nuevas lógicas.  

Lucas Serrano Barraza

Cientista Político Magister en Política Públicas de Universidad de Chile, Docente Universitario, Director Administración Pública Advance USS.

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