64 casillas, 4 años
En ajedrez, durante la fase de apertura, según los entendidos en el tema, deben primar tres principios: la conquista del centro de peones, el desarrollo de las piezas y en lo posible, enrocar al rey, para protegerlo de los ataques enemigos. A dos meses de la instalación del Ejecutivo, la partida ha comenzado: Las comisiones prelegislativas en los seis ejes prioritarios del gobierno, dan cuenta de un avance sólido de las blancas hacia el centro, en temas ampliamente respaldados y demandados por la ciudadanía.
Por su parte, la oposición al jugar con negras debe decidir si empezar a jugar agresivamente desde el principio, o esperar algún descuido del adversario. Mientras tanto, las blancas empiezan a desarrollar sus piezas: protocolo de aborto en tres causales, instructivo de austeridad fiscal, entre otros. Las negras, continúan su juego por el flanco de la reina, quien les brindará apoyo en caso de ser necesario.
El conglomerado disidente tiene un plan: en estas primeras jugadas, han observado ciertos movimientos imprecisos del oficialismo, si bien no han sido errores garrafales, podrían comprometer su posición más adelante. Para lograr su cometido, descuidarán el centro y se dedicarán a mover alfiles y caballos sigilosamente. Las blancas, sin advertir nada sospechoso, continúan en su plan de conquistar el centro y desarrollar sus piezas del mismo modo.
El gabinete, confiado en que está realizando un buen juego, sigue dominando el centro, y ya pensando en cómo contrarrestar a la oposición, que, a ratos, luce dispersa en sus movimientos. Para ello, el caballo del flanco de rey (uno de los más leales), decide trasladarse hacia el norte del tablero, las negras habituadas a la amenaza que representa deciden realizar otros movimientos, puesto que, ya conocían al caballero montado de una partida anterior, hace ocho años atrás.
En paralelo, un alfil blanco se mueve erráticamente, unos movimientos poco reflexivos al principio de la partida, precipitó que las negras amenazaran en una ocasión a dicha figura, el costo de no perder esa pieza mientras fue la ocasión para que las negras aprovecharan de enrocar a su rey. Una vez seguro en su casilla, se disponen para hacer frente a los planes de ataque del rival.
Las blancas, están en una posición relativamente favorable: dominan parte del centro, y han desarrollado sus peones, alfiles y caballos, de forma razonable, con excepción de las salidas de libreto de algunas piezas, no ha desequilibrado en exceso la partida. Sin embargo, en una serie de desafortunadas jugadas, el escenario cambiará radicalmente. El caballo blanco, decide impetuosamente avanzar más hacia el norte, permaneciendo más tiempo, de lo recomendable.
Al parecer, esa era exactamente la reacción que querían provocar las negras, una vez ubicado el caballero, en lo más recóndito del valle opositor, los dos alfiles color ébano, persiguen sin descanso, tanto al alfil despistado, como a la caballería invasora. En estos momentos, las blancas se encuentran en una posición comprometedora: O salvan a algunas de las figuras, o enrocan a la brevedad, a su rey.
Si bien, no hemos vistos sacrificios de piezas, una cosa está clara: las blancas deberán abandonar su pretensión de controlar el centro y preparar un contraataque, de lo contrario, habrán perdido la principal ventaja que significa jugar con dicho color, esto es, establecer los ritmos de la partida.
Administrador Público con mención en Ciencia Política, Universidad de Concepción. Interés en temas de transparencia y políticas anticorrupción.