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Drogas, sexo y violencia: La exposición radial de los niños y adolescentes ante la inacción del Estado

“A partir de las 22:00 horas, este canal está autorizado para transmitir programas para mayores de 18 años”.

Este corto mensaje, que todo hemos escuchado en algún momento de noche viendo la televisión abierta en nuestro país, le ha costado millonarias multas a algunas estaciones televisivas por no transmitirlo en el tiempo o la forma que está legalmente estipulado con el objetivo de marcar el fin al horario protegido infantil (de 6:00 a 22:00), en el que se restringe los contenidos de connotación violenta, sexual o de consumos de drogas.

De acuerdo con un fallo de 2019 de la Corte de Apelaciones de Santiago afirmó que la sola acción de omitir la transmisión del mensaje de término del horario protegido “no solo infringe las normas del correcto funcionamiento de los servicios de televisión, sino importa también una infracción a las disposiciones de la Convención Internacional de los Derechos del Niño que el Estado de Chile está obligado a amparar y proteger”.

Pasaré por encima de la discusión sobre si la regulación es suficiente o no para proponer otro asunto: ¿Qué hay de las radios? ¿cómo el Estado ampara y protege los Derechos del Niño mientras la música de las radioemisoras más populares del país transmiten música con letras sexualmente explícitas?

Dentro de la industria de la música hay varios que han considerado ciertos filtros para la discreción de los usuarios. Spotify, por ejemplo, marca con una letra “E” todas canciones con “contenido explícito”. ¿Qué se entiende por “contenido explícito”? Según iMusician, se considera que la letra de una canción es explícita cuando contiene lenguaje violento (con una palabra ya se le puede considerar), referencias a violencia y abuso físico o mental, referencias a contenido sexual o lenguaje discriminatorio.

En la lista elaborada por la Sociedad Chilena de Autores e Intérpretes Musicales de las 10 canciones chilenas más tocadas en la radio el año pasado (de esas que, aunque uno no las escuche voluntariamente, se nos quedan en el inconsciente) dos de ellas tienen la “E” de Spotify: Una noche en Medellín por Cris Mj (el joven investigado por el Ministerio Público por amenazar con un arma a un productor por redes sociales) y Algún día volverás por Santaferia.

Hay una tercera canción con la que no entiendo por qué Spotify no la marcó como “explícita”. Les pido disculpas de antemano y espero que no haya niños leyendo esta columna ya que, con fines ilustrativos, les compartiré un fragmento de la poesía:

Y le pegué al TikTok, ahora se cree bailarina
 Le pasé yo mi Glock, ahora se cree asesina
 Mis boxers son top y ella es tremenda mina
 Si fuera por mí, le rompo la vagina.

-Standly (2022), “Pégate”. N° 2 de las canciones chilenas más tocadas en las radios en Chile.

El analizar algunas de las letras de muchas de las canciones que las radios transmiten en horario que para la TV sería “protegido” me fue chocante, en otros casos me resultó difícil entender debido a que el vocabulario dentro de cierto género contiene préstamos de la jerga caribeña y otros neologismos propios del ambiente de esta música.

Una restricción de la muestra que ya expuse es que no incluye a artistas extranjeros, como los renombrados Bad Bunny y Karol G. No he encontrado ningún ranking que incluya a los extranjeros en las radios chilenas, pero una muestra imperfecta pueden ser los 50 temas más escuchados por los chilenos en Spotify el año pasado. Solo la mitad de esas canciones se podrían escuchar de día en la televisión abierta.

Las radios siguen y seguirán siendo uno de los medios más importantes de comunicación, información y entretención en nuestro país. Aunque no sintonicemos la radio igualmente la escuchamos a diario en el transporte, el trabajo, el almacén, la calle y más y los niños, cuyos derechos se ven vulnerados cuando los canales de televisión no anuncian el fin al horario protegido, están expuestos a todo esto.

Muchas de las canciones que se escuchan en las radios del país, las más populares, son pornografía y una apología a la violencia, el uso de armas, el consumo de drogas y el narcotráfico. Y esto se materializa aún más en los mismos exponentes del género urbano que en algunos casos se vuelven más conocidos por aparecer la sección policial de los noticiarios por amenazar a un productor con un arma de fuego por las redes sociales, otro por conducir sin licencia y llevar droga en el vehículo y por conducir en estado de ebriedad, entre otros, que, por sus talentos con su voz, sus rimas o sus acordes. ¿No estamos hablando también de un asunto de seguridad pública? ¿la salud pública no está en riesgo también? ¿o es que quienes tienen poder de legislar solo ven televisión?

Los adultos podrán escuchar la música que mejor les parezca, pero el poner un “horario protegido” en las radios es un mínimo con lo que el Estado está en deuda con los derechos de la infancia y los adolescentes.

Yamil Inostroza

Periodista, esposo, padre. Penquista erradicado en Santiago que no logra desligarse de su natal Concepción. Creyente y director de faroalasnaciones.com.

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